08 diciembre, 2007

Este poema lo escribí hace ahora dos años.
Creo que ya supere este estilo (al menos en la mayor parte) por eso lo he desempolvado, en su momento me gustó mucho, ahora afortunadamente no tanto.


Y el vio mujeres
de piernas tornas
maquilladas
con el pelo brillante
en sugerencia
tacones de más
y mirada estudiada para ti.
-Las mujeres de Madrid quieren ser amadas-
Pensó.
Y vio personas
buscando con la mirada
personas que buscan
con las miradas
personas
que miran
personas
y hombres
que compran perros
como compran la excusa
para poder salir solos
de paseo por Madrid
y hacia dentro
hay mujeres que salen a la calle
abrazadas a si mismas
del brazo de un hombre
que compra mujeres
que compran cosas
que venden los brujos
que compran perros
que son los niños
que compran a los dioses
que venden los sueños
de la razón y del lado inverso,
de los siete pares de Francia
a la tabla del rey Salomón hay
una puta coja y un cuervo
con el anillo del dedo izquierdo
de un tuerto, dos mulatas
y un chino que casi conoce
al hombre que
casi conoce
a un tipo que
casi lo descubre
viviendo del suelo
como un duende
entre Chamartín
y la verdad
de la velocidad
de tus piernas
existe un jardín
donde se paro
a descansar
mi hermano
y si algún día
lo ves correr
no lo persigas
porque
me han dicho
que se asustó
y a fuerza de huir
tropezó
para darse cuenta
que podía
volver a ser
de nuevo
otra vez
y para siempre.